Toda semana debe tener su buena dosis de cintas palomeras, toca el turno a la franquicia Inframundo que, con un guion digno de cualquier capítulo de tu teleserie favorita, nos mantiene en la butaca tan solo para ver las ya clásicas por no decir hastiadas secuencias Matrix, con todo y resucitación vía corazón en la mano.
En el prácticamente monólogo de Selene (Kate Beckinsale) relega al resto del reparto convirtiéndolos en relleno, ¡es ella sola contra el mundo! no le estorben ni le quiten crédito, ni siquiera necesita un bolso para re-abastecerse de municiones o explosivos, con su traje de látex pegadito ¿quién necesita eso?, posee también una super-velocidad mostrada al principio que luego se le olvida usar, es que ha estado dormida muchos años y pues esas cosas se olvidan; la hija.. ¿qué es la hija?, vampiro pues como que no tiene pinta, de niña lobo mucho menos, como sea, es capaz de descuartizar a mano limpia a un hombre lobo pero salió a la madre, al final también olvida esa habilidad, malditos genes; del policía abnegado ya ni hablar, y no es que sea mala película, tiene buenas secuencias de acción y es entretenida pero solo aspira a eso, a entretener por poco menos de una hora y media para después, quedar en el olvido.
Y como siempre, la excusa del 3D para sacar un poco más de dinero pues son vagas las escenas que en verdad valgan la pena verlas en este formato.
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