domingo, 18 de septiembre de 2011

Crítica Damas en guerra


He de confesar que asistí al cine esperando lo peor: la versión femenina de "¿qué paso ayer?", afortunadamente me encontré con algo diferente al que califico más como drama que comedia, si bien tiene escenas que me provocaron una que otra risa, la máxima sensación fue de depresión y abandono.


La cinta nos muestra a Annie en banca rota, abandonada por su novio y, que va de mal en peor; Kristen Wiig actua el papel y le "da vida" gracias a un muy buen maquillaje, vestuario y buena interpretación, aunque en dos o tres escenas se percibe exagerada y sobre-actuada.

No es un mito urbano la rivalidad entre mujeres, ya se dice desde hace años: "entre mujeres podemos despedazarnos, pero nunca nos haremos daño"; y quién no sucumbe ante la más guapa y popular, la competencia contra ella y el celo por no perder la titularidad de "mejor amiga". Todo esto suena trillado, lleno de clichés y, a pesar de ello, la película sale muy bien a flote.

Y si bien describe la eterna lucha entre mujeres que "se odian pero no se hacen daño", también muestra a los hombres patanes y a los del otro lado de la moneda, haciéndome sentir alivio y cierta dignificación.


Terminó la proyección y no sabia que pensar de la película, no la consideré mala, si entretenida, pero no podía calificarla de alguna manera, aún no lo sé; tal vez mi naturaleza masculina no logra comprender del todo ese complicado universo entre mujeres. Sí la recomiendo y espero vean más la parte cómica que la parte amarga y ácida como yo lo hice.

Crítica Noche de Miedo - Fright Night -

¿Cuántos refritos, o como se les dice ahora remakes, llevamos?, habrá algo que valga la pena como "El Planeta de los Simios" o, ¿hasta cuándo estaremos recibiendo productos al vapor?; y sin animo de comparación pero recuerdo aquella "Fright Night" del '85 con bastante cariño, y que ha permanecido en mi recuerdo gracias a la sorpresa y el humor.


Ahora llega la nueva versión con el calibre de un video-home, con mucha más pena que gloria y presupuesto para formato 3D, que bien se lo pudieron haber ahorrado e invertido en, no se....  cualquier otra cosa, no existe nada, ningún efecto que haya hecho la mínima insinuación de la necesidad del 3D.


La historia transcurre adaptada a nuestra época donde adolescentes desaparecen del pueblo pero, como si a nadie le importara, no hay psicosis ni gritos de alarma; obvio, en un pueblo así el vampiro puede hacer lo que le de la gana, no se esconde entre la oscuridad de la noche sino que va directo a enfrentar a las víctimas. Y me es extraño que Colin Farrell haya tenido una actuación tan plana, no digo que sea el gran actor consagrado de Hollywood, pero con las tablas que tiene esperaríamos algo más de él; expresa la misma mirada cuando platica con la vecina, que cuando asecha o se saborea sangre fresca; o será que los vampiros son como jugadores de poker, inexpresivos para no dar a conocer su jugada; puede ser y tal vez estoy juzgando mal a la película, y encierra misterios en los que no he reflexionado.

Al final la película no da miedo, no da risa, no aporta nada al 3D y, mucho menos me dan ganas de seguir escribiendo sobre ella.

Don Gato y su Pandilla

La nostalgia nos hace humanos, nos hace volver a vivir, todos tenemos muy buenos momentos que recordar; lamentablemente la nostalgia también nos hace pensar que eramos mejores en el pasado o, que había mejores cosas en "aquellos años" cuando las comparamos con los productos de baja calidad del día de hoy.


La película Don Gato y su Pandilla me recordó a Lazlo Lozla, al Marajá de Pocajú, al Gran Guz y hasta al caballo Arabela; pero lo hizo aprovechándose solo del nombre, lo hizo sin chispa, sin la gracia característica de la serie original. El haber respetado la personalidad de los personajes no bastó (única virtud de la cinta), el guion es soso y sin ritmo; me dio la impresión de haber tomado un puñado de episodios y meterlos con calzador, ¿pero a quién le preocupa esto?, finalmente somos humanos y la nostalgia haría el resto, el simple hecho de oír la voz de Benito Bodoque esbozaría una sonrisa en mi generación, un recurso muy barato.


En ningún momento escuché risas dentro de la sala al 80% de niños, pero si vi a una familia que salió a mitad de la función; tal vez para mí y mi generación representa mucho Don Gato, pero no para niños sin arraigo de personajes en ellos; ignoro si hoy día se transmite aún la serie de televisión o cuándo dejó de hacerlo, pero si sé que la nostalgia me hace pensar que antes las caricaturas eran mejores.