domingo, 18 de septiembre de 2011

Don Gato y su Pandilla

La nostalgia nos hace humanos, nos hace volver a vivir, todos tenemos muy buenos momentos que recordar; lamentablemente la nostalgia también nos hace pensar que eramos mejores en el pasado o, que había mejores cosas en "aquellos años" cuando las comparamos con los productos de baja calidad del día de hoy.


La película Don Gato y su Pandilla me recordó a Lazlo Lozla, al Marajá de Pocajú, al Gran Guz y hasta al caballo Arabela; pero lo hizo aprovechándose solo del nombre, lo hizo sin chispa, sin la gracia característica de la serie original. El haber respetado la personalidad de los personajes no bastó (única virtud de la cinta), el guion es soso y sin ritmo; me dio la impresión de haber tomado un puñado de episodios y meterlos con calzador, ¿pero a quién le preocupa esto?, finalmente somos humanos y la nostalgia haría el resto, el simple hecho de oír la voz de Benito Bodoque esbozaría una sonrisa en mi generación, un recurso muy barato.


En ningún momento escuché risas dentro de la sala al 80% de niños, pero si vi a una familia que salió a mitad de la función; tal vez para mí y mi generación representa mucho Don Gato, pero no para niños sin arraigo de personajes en ellos; ignoro si hoy día se transmite aún la serie de televisión o cuándo dejó de hacerlo, pero si sé que la nostalgia me hace pensar que antes las caricaturas eran mejores.

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